domingo, 24 de julio de 2016

La Ausencia como Partida de una Estrategia Política Bisexual


Estamos aquí, somos visibles, existimos, no estamos en una fase, somos 100% bisexuales….. ¿Por qué se da tanto énfasis e importancia a la presencia dentro del activismo bisexual? En este texto voy a tratar de responder a esta pregunta desde un enfoque heterodoxo respecto a cómo ha sido respondida dentro de los Estudios sobre Bisexualidad ( Bisexual Studies).

Por un lado, el activismo bisexual se centra tanto en re-presentar la bisexualidad debido a la erradicación estructural que sufre la bisexualidad, como el resto de las plurisexualidades, a causa del monosexismo. Visibilidad y re-presentación equivaldría a demostrar la existencia de la bisexualidad y de las personas bisexuales. El deseo/empeño de permanecer viviendo ( el conato de Spinoza) y sin sufrimiento es algo que la mayoría de los seres humanos compartimos con los animales. Siendo nuestra subjetividad afectivo-romántico-sexual un elemento básico que constituye nuestro ser y siendo el ser humano un ser que se constituye a través de colectividades, resulta bastante evidente que el reconocimiento de les otres hacia nuestra subjetividad afectivo-romántico-sexual tiene un papel fundamental a la hora de crear un proyecto vital pleno y en colectividad.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que este proyecto vital se construye en una sociedad estructurada por ciertas dinámicas de poder, las cuales son fundamento de la sociedad misma y no pueden ser transgredidas sin una ruptura contra la sociedad. En estas dinámicas de poder hay diferentes niveles, uno de ellos es el nivel epistemológico que tiene que ver con lo que conocemos y el porqué lo conocemos, desde qué criterios de inteligibilidad, lógicas y valores.

El positivismo suele ser la norma epistemológica aceptada por defecto, siendo todo lo demás cuestionado desde presupuestos positivistas. El positivismo parte de un lógica binaria y unívoca, binaria porque separa los objetos de los sujetos entendiéndolos como independientes entre sí y unívoca porque trabaja con un único criterio de verdad. Esta verdad puede ser aprehendida de una manera objetiva a través del raciocinio deductivo o lo que les positivistas entienden como el “método científico” ( inductivo). Les positivistas entienden el mundo como cuantificable y medible y reductible a ciertas leyes “científicas”. Les positivistas también entienden el tiempo como teleológico, es decir, que va de menos a más, de peor a mejor gracias al “progreso”, generalmente proporcionado por “la ciencia”, que dicho en singular no es otra cosa que una ideología.  Lo que olvidan les positivistas es que esta idea de “progreso” no es otra cosa que una reproducción discursiva de la escatología de las religiones de la salvación, como tantos otros presupuestos positivistas que lo que hacen es perpetuar antiguos prejuicios incuestionados. 

También desde el positivismo se considera el saber occidental como neutro y el no occidental como sesgado, así como se considera que los varones o les heterosexuales pueden producir un saber menos subjetivo que las personas que no son varones o que las personas que no son heterosexuales, precisamente porque desde el positivismo se asimila la norma hegemónica con la neutralidad, se asimila el poder con el saber.

Pintado de esta manera parece que el positivismo es algo penoso, pero lo que considero importante que no hay que olvidar es que el positivismo es el paradigma epistemológico hegemónico, siendo la mayoría de las personas, conscientes de ello o no, positivistas y coparticipes del mismo ya que el positivismo, antes que nada, es una actividad.

El positivismo al reconocer principalmente lo cuantificable y medible, suele desdeñar la dimensión simbólica de valores, normas y vivencias si no es como medio para crear algo cuantificable y medible. Dentro del activismo LGTB normativo, un delito de odio es medido casi siempre por su grado de visibilidad ( o presencia), por ello desde el positivismo es difícil argumentar que la bifobia sea un problema real ya que aunque la discriminación directa exista contra las personas bisexuales, la discriminación indirecta y la opresión simbólico-estructural  tienen un efecto tan devastador como poco reconocido. “ Las personas bisexuales no estáis oprimidas porque no hay un insulto hacia vosotras” es una muletilla positivista que también se oye en contextos autoproclamados transfeministas.

El valorar la presencia de esta manera tan dogmática en relación con la ausencia tiene un nombre en filosofía que es el de la “metafísica de la presencia” que privilegia aquello que “está delante”, o Vorhandensein en terminología de Heidegger, a aquello que está ausente. Pero la ausencia también tiene existencia, por ello la metafísica de la presencia confunde la existencia con el Vorhandensein. Es importante no caer en esta trampa.

Dentro del activismo bisexual se ha intentado crear visibilidad no sólo de la bisexualidad sino de otras identidades plurisexuales a través del “paraguas bisexual”, que establece un sistema jerárquico y cerrado de categorías plurisexuales que pueden ser elegidas, siendo la bisexualidad el hiperónimo de todas ellas. Obviamente este paraguas convence, sobre todo, a las personas bisexuales que ven en la pluralidad una amenaza mientras que las personas que se identifican como pansexuales, omnisexuales u skoliosexuales ven este paraguas como una imposición desde la binormatividad.

“ Presencia” es una palabra que viene del latín “prae-esse” mientras que “ausencia” es una palabra similar formada con un prefijo diferente “ab-esse”. La confusión viene en entender lo” presente” (es decir lo que se muestra, lo que se pone delante) como lo existente cuando en realidad desde un punto de vista vitalista la existencia precedería a la presencia. Lo interesante, entonces, desde una perspectiva crítica, no es tanto empecinarse con la metafísica de la presencia de lo medible, lo cuantificable, lo definible, lo categorizable, sino las causas y los procesos por los cuales la ausencia se ha impuesto a la presencia, cobrando, de esta manera, el análisis un carácter genealógico, del origen de las cosas. Esta genealogía dentro de un activismo crítico bisexual nos aleja de la política identitaria para llevarnos a un análisis del monosexismo.


Y es allí donde creo que un activismo crítico bisexual ha de centrarse, en la ausencia misma, en sus causas y en sus consecuencias porque mientras que no las tengamos en cuenta y ganemos una conciencia colectiva de las mismas todo activismo bisexual orientado a la presencia y a reforzar la presencia establecerá una presencia a partir de las prerrogativas del paradigma monosexista existente y de sus criterios de inteligibilidad aceptados independientente de la cantidad de los significantes usados; siendo todo acto de visibilidad bisexual a la larga una forma más de legitimar y perpetuar un sistema monosexual donde podremos encontrar cierto cobijo pero nunca emancipación.