viernes, 5 de septiembre de 2014

Repensando y Contextualizando el Monosexismo Dentro de una Praxis Política LGTB



Por Miguel Obradors

Transcripción al Castellano de la ponencia realizada en BiReCon IV ( la cuarta conferencia académica internacional sobre Bisexualidad).

Leeds, Gran Bretaña, 31 julio 2014.

Transcripción al Castellano

*Aviso de seguridad: Este texto utiliza el masculino como genérico.

Buenos días a todo el mundo.

Me vais a perdonar que no haya elaborado una power point como mis colegas, pero sé que mis pensamientos y posturas cambian continuamente y después de todos los inputs que he recibido de las ponencias anteriores pues os voy a improvisar una versión reelaborada de lo que tenía planeado[1].

En primer lugar, me gustaría agradecer la gran labor elaborada por Kaye en la coordinación de este BiRecon así como los esfuerzos que tanto Meg John, Cristina, Helen y tantas otras personas habéis hecho en el pasado para que juntos podamos celebrar estos BiReCon y así poder intercambiar puntos de vista  y actualizarnos sobre otros estudios académicos elaborados dentro del campo de la bisexualidad como disciplina académica.

Tenemos que tener siempre presente el hecho de que las personas que investigamos sobre bisexualidad pertenecemos a una comunidad epistémica amenazada.

Por ello, necesitamos superar nuestro aislamiento y establecer puentes entre nosotros,  y precisamente por eso resulta necesario llegar a entendernos mutuamente y conocer nuestras respectivas necesidades, deseos y experiencias de las cuales partimos.

A la sazón de lo cual hago referencia en estos momentos al concepto  de “Ecología del Saber” elaborado por el sociólogo portugués, Boaventura de Soussa Santos. La  Ecología del Saber revaloriza las epistemologías del mundo mayoritario o también llamadas epistemologías del sur, estableciendo las condiciones de posibilidad por las cuales un diálogo basado en el respeto y la reciprocidad entre las epistemologías del sur y las epistemologías del norte, o del mundo minoritario, puede ser llevado a cabo.

En la estela de esta idea, de este sentir, quiero que me acompañéis durante los breves minutos que dispongo a continuación.

Como podéis oír, hablo con acento foráneo, soy una voz del sur. En España, que es mi lugar de origen, utilizamos, en algunas ocasiones, otro vocabulario diferente al utilizado en el Reino Unido al hacer referencia a la bisexualidad. Por ejemplo, en España utilizamos substancialmente en mayor medida el término “monosexismo” que en el Reino Unido, pero también que en la mayoría de  la Europa continental donde existen lugares, como por ejemplo Escandinavia, donde tal término es prácticamente desconocido, salvo en círculos muy reducidos.

No sólo en España utilizamos bastante el término monosexismo, sino que también en otros países hermanos de habla castellana como por ejemplo, Argentina, donde nuestras compañeras y compañeros de esas latitudes desarrollan un activismo crítico que es referente ineludible para todo el mundo hispanohablante.

También en España utilizamos otros términos que son menos utilizados en Europa continental así como en el Reino Unido como, por ejemplo, pansexualidad, polysexualidad, omnisexualidad, skoliosexualidad o plurisexualidad.

Nuestros idiomas son diferentes, nuestras circunstancias políticas, sociales, culturales, económicas e históricas son diferentes y, en consecuencia, nuestra manera de entender nuestra diversidad afectivo sexual también es diferente.

En esta ponencia hablo como investigador pero también como activista. Estoy co-editando un libro sobre no monosexualidades que se va a publicar en Castellano. En él participan muchas personas del mundo hispanohablante, pero también hay personas aquí presentes como por ejemplo, Meg John y Christian que estáis contribuyendo como investigadores externos en el mismo con contribuciones muy innovadoras[2]. Mi colega Isabel, aquí presente también, ha elaborado igualmente un capítulo muy interesante para el libro que nos hace replantear ciertos esquemas epistemológicos que damos por hecho, esos esquemas tan aferrados al concepto de lebenswelt Husserliano.

A continuación, os voy a presentar mi propio capítulo donde planteo una nueva aproximación al problema del monosexismo. Una aproximación desde fundamentos onto-epistemológicos  postestructuralistas en la línea de la ponencia de Helen, pero también dentro de una tradición importante dentro de estudios sobre bisexualidad como, por ejemplo, aquella que señala la obra referencial “espacios bisexuales” de Claire Hemmings.

Permitidme expresaros mis dudas y recelo acerca de las bases sobre las cuales está construida la política identitaria bisexual. Si tenemos como referencia los estudios feministas veremos que hay corrientes feministas que cuestionan tanto como sujeto como objeto del feminismo el concepto “mujer”, poniendo en su lugar énfasis en el sexismo y la opresión patriarcal. Una mujer no es necesariamente feminista y el feminismo no concierne exclusivamente a las mujeres ni la opresión patriarcal ni el sexismo afecta exclusivamente a las mujeres. Por analogía, quiero enfatizar que no por ser bisexual se deja necesariamente de ser bífobo o reproducir planteamientos o formas de pensar y sentir monosexistas. Una cosa es ser bisexual y otra muy distinta, activista crítico bisexual, el monosexismo nos transciende y constriñe a todos, aunque ciertamente privilegia a algunos. Tiene ese doble rasero. Por ello, los estudios sobre bisexualidad, como todo los estudios críticos, nos adentran en un terreno equívoco donde contradicciones, paradojas e, incluso, enfrentamientos fluctúan.

Por todas estas complicaciones que he esbozado entiendo que es importante entender el monosexismo desde una perspectiva de interseccionalidad. Hago aquí una referencia directa a los puntos al respecto que Helen ha mencionado en su ponencia anteriormente, pero también a la idea de transversalidad.

¿ Qué es el monosexismo?

Como dice Siri Eisner en “notas para una revolución bisexual”, el monosexismo no es una cuestión meramente personal sino estructural. Y aquí nos podemos adentrar de lleno en las diferencias entre una política liberal bisexual y una política revolucionaria, las cuales no voy a tratar en estos momentos.

No es lo mismo el monosexismo que la bifobia. Se podría decir que si la bifobia es la punta del iceberg, el monosexismo es su base. Meg John, Cristina y Helen,  si me acuerdo bien, en el informe sobre bisexualidad decís que la bifobia es un comportamiento, actitud o una emoción contra las personas bisexuales[3]. Estoy de acuerdo con tal definición como definición de bifobia, pero el monosexismo es otra cosa. El monosexismo tampoco depende del heterosexismo o es derivación del mismo, como he visto en numerosos textos en el JoB ( Journal of Bisexuality). Si el heterosexismo supone una jerarquización ontológica entre las dos monosexualidades el monosexismo implica una negación ontológica de toda sexualidad no binaria. Esto no quiere decir que el monosexismo y el heterosexismo puedan actuar interseccionalmente, de hecho lo hacen en la mayoría de los casos.

Si os viene in mente el modelo de la zona del ser y la zona del no-ser de Fanon pues la bisexualidad está completamente fuera de ese modelo, es impensable. La bisexualidad está allende de lo que llama Boaventura de Soussa Santos “la línea abisal”, es decir, la bisexualidad no existe, a eso es lo que me refiero cuando subrayo la negación ontológica de la bisexualidad. Kenji Yoshino hizo en su obra una alusión al contrato epistemológico de negación epistemológica de la bisexualidad. Yo creo que ese contrato va más allá, va a una negación ontológica.

En base a esta idea podemos entender todos los prejuicios bífobos que proliferan por ahí. Por ejemplo, si la bisexualidad no existe entonces, necesariamente una persona que se declara bisexual está confusa deambulando de una monosexualidad a otra, o está en una fase, yendo de una monosexualidad a otra o es promiscua saltando de una monosexualidad a otra. No obstante, en la base de estos prejuicios lo que palpita cual magma es un sustrato que apunta a esa negación ontológica de la bisexualidad a la cual he hecho referencia.

El reducir el monosexismo a actitudes o prejuicios personales resulta altamente engañoso. Es engañoso porque no tiene en cuenta toda la complejidad de la opresión monosexista, es engañoso porque entiende de una manera muy simplificada como el poder actúa, es engañoso porque psicologiza y personifica las actitudes discriminatorias y es, en definitiva, , engañoso porque no tiene en cuenta toda la opresión estructural que es ejercida en las democracias occidentales de corte liberal, donde no solo el monosexismo sino también el racismo, el capacitismo, o el sexismo, por citar unos cuantos ejemplos, ploriferan de una manera estructural a través de nuestras normas, valores, símbolos y demás aspectos tangibles e intangibles que estructuran la sociedad.

¿ Por qué tiene el monosexismo tanta fuerza?

Mi idea es que el monosexismo no es intencional sino funcional o si lo preferís, operacional, como ha mencionado anteriormente Isabel en su ponencia sobre las diferencias entre aquellas categorías ontológicas y operacionales que usamos para acercarnos al mundo en el cual existimos. Aquí podría introducir el concepto de Bordieu de “habitus” como  estructura de la mente que se caracteriza por un set de esquemas adquiridos, sensibilidades, disponibilidades y gustos que no podemos controlar como agentes, pero quizá mejor no complicar mi hilo argumentativo, aunque estaría bien retomar este punto en otro momento.

El filósofo José Ortega y Gasset, mencionó en su obra “meditaciones del Quijote” que somos nosotros y nuestra circunstancia y si no las salvamos a ella tampoco nos salvamos a nosotros. En ese texto, Ortega y Gasset introdujo el concepto de intersubjetividad no necesariamente entendido entre dos sujetos apriorísticamente atomizados sino entre un sujeto y una comunidad y es que necesitamos esa comunidad para existir. Empero, si esa comunidad nos niega ontológicamente ¿qué alternativas quedan?

Muchas personas bisexuales desarrollan lo que du Bois llamó “doble conciencia”. Las personas que sufrimos las consecuencias nefastas del monosexismo sabemos cómo somos leídas a través del monosexismo pero también sabemos como nos leemos a nosotras mismas y que cómo nos leen y cómo nos leemos no se corresponden en muchos casos a lo mismo. La “doble conciencia” y el sentimiento nihilista de aislamiento que produce  la misma es una de las causas principales de las horrendas estadísticas sobre salud mental y tasa de suicidios que tienen las personas bisexuales como indica el estudio sobre bisexualidad de BiUk y el estudio sobre bisexualidad elaborado por la comisión de derechos humanos de San Francisco.

¿ Cómo combatir el monosexismo?

En los siguientes minutos me voy a  centrar más en una praxis política que en un análisis descriptivo, o si lo preferís normativo, del concepto de monosexualidad a diferencia de mis palabras anteriores.

Baltasar Gracián en su Criticón nos introdujo a todos el concepto de desengaño. “Des-engañarse” es un término de difícil traducción al Inglés. Se podría traducir como “un-mislead yourself” o “un-deceive yourself” de una manera aproximativa aunque no del todo correcta. Para llegar a ser una persona, según Gracián, hemos de pasar por todo un periodo de desengaño. Así, las personas bisexuales hemos de desengañarnos, deconstruir y des-aprender muchas cosas para así poder entendernos desde nuevos parámetros, desde parámetros que sean más posibilitadores y que nos ayuden a crecer y construir de una manera diferente. Tenemos que luchar el engaño del monosexismo a través del desengaño. El desengaño nos produce también un ansia existencial ya que las bases sobre las cuales nuestra vida habían sido construidas se tambalean al descolonizar nuestra mente. Por ello necesitamos de una comunidad que nos apoye.

Muchas personas bisexuales buscan apoyo y coordinan su activismo dentro de un contexto LGTB. Pero muchas de nosotras tenemos experiencias dolorosas dentro del activismo LGTB que indican falta de respeto y reconocimiento  hacia nuestras realidades. Tales experiencias también pueden estar entremezcladas con una reafirmación personal y un sentimiento de felicidad, muchas veces el sabor que nos deja en la boca el activismo en organizaciones LGTB es oximoronicamente agridulce.

Uno de los problemas principales del activismo dentro de organizaciones LGTB es el de priorizar la discriminación directa a la opresión simbólico-estructural. Muchas personas bisexuales sufrimos opresión simbólico-estructural que resulta intangible y, por lo tanto, no tenida en cuenta dentro del activismo LGTB.

Por otro lado, dentro del activismo LGTB podemos ver que el referente principal es el heterosexismo, pero no hemos de olvidarnos que el sexismo, el cisexismo y el monosexismo  también son elementos fundamentales a tener en cuenta dentro de una política crítica LGTB que tiene en cuenta y respeta a todos los grupos minorizados que dice representar.

En la línea de la investigación actual de Christian me gustaría hacer una referencia a las propuestas de Nancy Fraser sobre una política del reconocimiento, sobre las cuales la ponencia de Christian se va a basar. Dentro de una praxis política LGTB es importante tener en cuenta que los recursos disponibles de una determinada asociación han de redistribuirse equitativamente entre todos sus grupos. También es importante que haya una representación equitativa de todas las realidades.  Aquí me refiero a los conceptos de redistribución y representación a los cuales se refiere Fraser.

Sin embargo, para llegar a esa redistribución y representación a las que me estoy refiriendo es fundamental que haya un reconocimiento. Si no hay un reconocimiento de la realidad de las personas bisexuales, de la opresión que sufrimos o de nuestra existencia es difícil que haya una redistribución de los recursos de una manera equitativa y es difícil evitar la cosificación o el tokenismo, al cual vemos que son sometidas muchas personas bisexuales. La cosificación o el tokenismo hace referencia a que solamente de una manera simbólica se incluye a las personas bisexuales, más bien en la línea de la farsa que de realizar cambios estructurales.

¿ Qué soluciones podemos plantear?

Aquí es donde quiero volver a las palabras con las que introduje esta ponencia y al espíritu sobre el cual la misma está basada. Hemos de revalorizar las epistemologías del sur, las epistemologías del mundo mayoritario, para romper con paradigmas y establecer nuevas reglas de juego. Todos sabemos aquí que es difícil adoptar nuevas posturas de corte epistemológico que difieren de aquellas que actualmente utilizamos. Por ello soy consciente yo mismo que lo que planteo no está libre de retos, retos que hemos de asumir como comunidad.

Por ejemplo, planteo que tengamos en cuenta desde una perspectiva de reconocimiento el concepto africano de Ubuntu. Yo existo porque tú existes. Yo existo a través de la comunidad, para así poner en cuestión el discurseo liberal occidental de derechos humanos que parte del modelo competitivo de derechos atomizables y la costumbre de interferir de manera invasiva en la vida de otras personas que son subalternizadas en relación a ciertas normas y estructuras de poder que reproducimos inconscientemente. Si yo existo porque tú existes, tu existencia y el reconocimiento de la misma por mi parte me enriquece y hace crecer y me hace existir. He mencionado el término Ubunto pero también podría haber citado a Lévinas, hay posibilidad de puente entre las diferentes tradiciones epistemológicas del mundo. En relación con esta idea, se podría también mencionar el concepto de Ummah de la filosofía islámica, el concepto de comunidad basado en una solidaridad allende fronteras.

Pero no solo podemos aprender de nuevos modelos de solidaridad o reconocimiento del mundo mayoritario, también podemos aprender de sus formas de pensar, de entender el mundo de sus epistemologías. Por ejemplo, podemos aprender de la lógica de la relacionalidad del mundo andino, tan vinculada con la lógica difusa donde A puede ser B, de esta manera poniendo en cuestión todo el entramado metafísico occidental basado en el principio del tercero excluído como planteado por Aristóteles en su libro séptimo de la metafísica. De la misma manera que menciono la lógica andina también puedo mencionar la lógica india de los círculos catuskoti y tantas otras.

Encima de todo esto podemos tener en cuenta la idea aymara del “buen vivir” o Suma Qamaña, en contra del desarrollismo teleológico bipolar y unidireccional en el cual nos ha sumergido la metafísica occidental y del cual se alimenta tanto el monosexismo, o la idea de la identidad Che’je o “manchada” en América en tanto que identidad híbrida que va en contra del modelo institucional “mestizo” en el cual se ven combinadas dos identidades yuxtapuestas que están en continua guerra. La identidad che’je supone una convivencia orgánica y en harmonía supone una superación del binarismo.

Tenemos mucho que aprender de otras escuelas dentro de la teoría crítica como, por ejemplo, los estudios sobre el racismo y la crítica a la hegemonía blanca, el feminismo, los estudios desarrollados dentro de la teoría crip en contra del capacitismo y un largo etcétera. Es importante que abramos nuestras puertas dentro de los estudios sobre bisexualidad a otras formas de pensar, a otras formas de pensarnos e incluso, me atrevería a decir, a otras formas de sentirnos en base a la idea que el filósofo vasco Xabier Zuribi entendió como razón sentiente.

Razón y sentimiento, pero también es importante que recordemos la fuerza de los sueños, de nuestras ilusiones, de nuestras fantasías, en definitiva, de lo onírico y de lo imaginativo no entendido como mera mímesis sino entendido como einbildungskraft o fuerza creadora. Como dijo Diego Torres de Villarroel,  nuestros sueños pueden ser fuente de aprendizaje. En base a esta idea, podemos tender un brazo al ecofeminismo y su creencia en otros mundos, en otras utopías que no existen necesariamente fuera de este mundo sino que pueden incluso ser su mismo motor. Y en esa idea de utopía realmente es donde quiero acabar esta ponencia, concretamente con la idea de hetero-topía , ese lugar diferente  al cual pertenece la bisexualidad y el cual estamos construyendo estos días como zona autónoma de libertad, concepto interesantísimo que Helen ha comentado en su ponencia.

Estos días estamos haciendo realidad esa utopía, una utopía que cobra toda su fuerza precisamente por algo que no hemos de olvidar y a lo cual María Zambrano aludió en su gran obra Poesía y Filosofía, en la cual la maestra nos enseña y no hemos de olvidar que toda la fuerza de la utopía reside precisamente en su belleza y esa utopía la construimos aquí todas las personas presentes embelleciéndola desde nuestra diversidad.

Muchas gracias por vuestra atención[4].

Preguntas/comentarios

1)    ¿Crees que sería útil entender lo que planteas desde una perspectiva de continuum?

Respuesta:  No sé exactamente a lo que te refieres, ¿si es el entender la sexualidad en la línea del pensamiento de Braidotti/Deleuze?[5] El caso es que, como Isabel ya ha mencionado en su ponencia, podemos entender las categorías que usamos como ontológicas u operacionales. Yo prefiero que las entendamos como operacionales. Sí, podemos entender la bisexualidad dentro de un continuum, ¿pero de qué continuum estamos hablando? Volvamos de nuevo a un plano ontológico. Si en los extremos de ese continuum, tomemos como ejemplo el modelo de Kindsey, situamos dos monosexualidades que percibimos como incuestionables no estamos subvertiendo el monosexismo sino reeforzándolo. Yo creo que si la idea de continuum es útil y nos sirve para entender algo, está bien que la usemos, siempre con ojos críticos claro está, por ejemplo. No obstante, creo que es importante que en el fondo recordemos que las categorías que usamos no quieren decir nada fuera de los significados que nosotros queramos adscribirles, son ficticias si me permites tal forma de calificarlas y aquí vuelvo de nuevo a la ponencia de Isabel.

2)    No estoy de acuerdo en la diferencia que haces entre heterosexismo y monosexismo, para mí son interdependientes y no se pueden entender separadamente.

Respuesta: Si quieres podemos hacer una disputants sobre el tema[6]. Yo lo que creo es que el monosexismo implica una negación ontológica de todo aquello que está fuera del pensamiento monosexual mientras que el heterosexismo no supone esa negación ontológica necesariamente sino el privilegiar una identidad sexual frente a otras. Por ejemplo, el pensamiento heterosexista no niega a la homosexualidad pero la pone en la base de una escala jerarquizada. No obstante, la postura que planteas es la mayoritaria dentro de los estudios sobre bisexualidad y la mía la minoritaria, y soy consciente de ello. También quisiera añadir que en la mayoría de los casos el heterosexismo y el monosexismo se enmarañan, haciendo una bola que es difícil de deshilar, pero ahí entramos en cuestiones de intersección más que interdependencia, creo yo.

3)    ¿ Podrías explicar las diferencias en Castellano entre “ser” y “estar” y sus implicaciones para entender la bisexualidad?

Respuesta: Sí, es un tema interesante e importante, gracias. Generalizando, se podría decir que en Castellano, “ser”  se refiere a condiciones estables o a una especie de esencia mientras que “estar” a condiciones temporales o a una narrativa. Por ello mismo, desde una perspectiva monosexista la monosexualidad está en el terreno del ser mientras que la bisexualidad en el terreno de estar; todo ello alude a lo que he mencionado en mi ponencia sobre la negación ontológica de la bisexualidad y la representación de la misma a través de categorías monosexuales a fin de garantizar su “ser”. En ese sentido la bisexualidad es una orientación sexual que adolece. El Castellano se difiere de otras lenguas como, por ejemplo, las germánicas donde podemos ver que en el alemán “ist”, el inglés, “is”, el danés “er” o el sueco är se refieren tanto a ser como a estar, lo cual no pasa en lenguas latinas, aunque hay diferencias substanciales entre las mismas también. ¿ En Italiano cómo es la cosa, Chiara?

Chiara: En Italiano es más o menos igual que en Español, pero las diferencias entre ser y estar son menos marcadas.




[1] Risas del público
[2] Función vocativa
[3] Función vocativa
[4] Aplausos
[5] Hay gente que asiente con la cabeza.
[6] Risas